Criada en Irán, a Kia se le enseñó desde muy joven que el Islam era la última y completa iteración de la fe, que reemplazaba a las religiones anteriores. Sin embargo, se encontró con preguntas sin respuesta que el Islam no pudo resolver. Kia quería explorar otros textos religiosos con la esperanza de que reforzaran sus creencias islámicas, y buscó una Biblia. Debido a su situación ilegal en Irán, tuvo que comprar una en el mercado negro, y era solo el Nuevo Testamento.

Cuando Kia leyó la Biblia, descubrió que sus enseñanzas eran drásticamente diferentes de las del Corán. Observó el marcado contraste entre el Sermón de la Montaña de Jesús, en el que abogaba por el perdón de los enemigos, y la directiva del Corán de matarlos. Esto lo llevó a creer que los dos textos no podían representar al mismo Dios. Después de varios meses, Kia decidió convertirse al cristianismo.

La conversión de Kia se encontró con la resistencia de su familia y su comunidad. Algunos amigos, influenciados por sus familias y por las enseñanzas islámicas que consideraban impuro a Kia, interrumpieron el contacto con él. A pesar de esta adversidad, Kia se sintió obligado a compartir su nueva fe y comenzó a evangelizar. Esto llevó a su arresto tres años después de su conversión, aunque no fue encarcelado. Las autoridades confiscaron sus Biblias y materiales religiosos, y le advirtieron que no siguiera evangelizando.

Temeroso de una mayor persecución, pero decidido, recurrió a la aplicación de la Biblia en su teléfono inteligente para seguir leyendo las Escrituras discretamente. Le da crédito a la Aplicación de la Biblia por haberle permitido leer la Biblia en su totalidad por primera vez, algo que no había logrado con copias impresas.